domingo, 15 de noviembre de 2009

El Curilla

Luis Medina Fernández es el nombre de este gran cantaor de Alcalá de Guadaíra nacido en el año 1904. Su apodo no se debe a una posible vinculación con la Iglesia, ya que le viene por herencia familiar, concretamente de su abuelo por su destreza en la cura de jamones.
Luis El Curilla fue uno de los últimos Pidones de Alcalá, figura que desapareció por los años cincuenta y que eran utilizadas por las hermandades de penitencia para recaudar fondos para las mismas. Para ello , los Pidones iban ataviados con una vestimenta especial y con la cara descubierta, reclamando unas monedas después de cantar sus pregones.
Al igual que El Curilla, los Pidones más conocidos en Alcalá fueron Jeromo, El Pidón o El Carnón, que todos los años de desplazaba desde Holanda para hacer la penitencia de Pidón.
Su cante con ser muy bueno, no traspasó las fronteras locales y, aún así, hay cantaores actuales que han intentado grabar su estilo, tales como algunos tercios que hacía Fernanda de Utrera, El Chozas de Sevilla o El Cabrero.
El Curilla cantaba un tipo de Fandango muy difícil además de ser el creador del mismo, o sea, que poseía un cante con estilo propio y personal; era un Fandango muy raro, como muy raro era él personalmente.
Compitió con otros artistas de la época en el Concurso celebrado en Alcalá de Guadaíra en el año 1924, donde salió vencedor quién con el transcurso del tiempo sería poseedor de la tercera Llave de Oro del Cante Flamenco y uno de los mejores cantaores de la historia, Antonio Mairena.
El Curilla falleció el día 8 de Julio de 1950.
Tras su muerte el poeta Manuel Alvarez López le dedicó este romance:

¡Cómo murió Luis Medina!
El Curilla le llamaban,
cantaor de propio estilo
y andaluz de recia estampa.

Poeta de nacimiento,
filósofo autodidacta,
ni le atraían los aplausos
ni con la gloria soñaba,
él vivía a su manera
sin que nada le importara.

Desarrapado en su forma,
con andaluza nostalgia
pasaba noches enteras
bebiendo de tasca en tasca.

Cuando le ofrecían dinero
porque una copla cantara,
con orgulloso desdén
El Curilla contestaba:

“Mi cante no tiene precio,
ni yo necesito nada”

Por eso no tuvo nombre,
ni en la triste madrugada
que se marchó para siempre
le doblaron las campanas,
ni lloraron los poetas,
ni voces acongojadas
clamaron por las esquinas.

¡Ay del que no le escuchara!
Porque no nacerá otro
Que haga estremecer el alma.

Su cante era un cante bravo,
cante que hería las entrañas,
cante ancestral y profundo
de raíces milenarias.

Eran cien generaciones
llorando en una garganta,
que se apagó para siempre
dejando una estela amarga.

2 comentarios:

  1. Hola , mi abuela sabe un fandango del Curilla que me gustaría oirlo , el fandango dice : viene un mal tiempo y le quita dos a aquel que tiene tres viñas , viene un mal tiempo y le quita dos que se conforme con una y le de gracias a dios que otros no tienen ninguna .....

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