Esta excepcional cantaora nació y falleció en Alcalá de Guadaíra, quien además de ser familia, fue contemporánea de Joaquín el de la Paula, como así lo testimoniaba Joaquín haciendo mención de su persona en una letra por Soleá que inmortalizó y que Antonio Mairena cantaba con cierta frecuencia al acordarse de Alcalá.
Estaban en la Plazuela
La Roezna y Tío Frasco
y Paco el de la Malena
La Roezna cantaba la típica Soleá antigua; al golpe, más rítmica que la actual, pero con un sabor y una profundidad inenarrable. Se ignora si dominaba otros estilos, pero lo que si es seguro es que se especializó en el cante por Soleá, estilo alcalareño antonomasia, no en vano, Alcalá ha sido cuna de grandes soleaeros.
De ella, casi perdida en el recuerdo, se conocen muy pocas cosas, no existiendo ni tan siquiera una fotografía que nos pueda mostrar su físico, aunque según personas que la conocieron, se podía saber que era frágil y menuda, de corta estatura, tocada casi siempre con un pañuelo en la cabeza echado hacia atrás. Gracias a algunos familiares actuales, se han podido rescatar datos biográficos para la historia del Flamenco.
En principio se tienen noticias de que vivió en la alcalareña calle Rosario para, una vez viuda, marcharse a vivir como casi todos los gitanos de la época a las laderas del castillo de Alcalá.
Cuando se canta una Soleá de Alcalá, no se precisa si es de Joaquín o de Roezna, aunque no hay una marcada diferencia entre los dos estilos, pero para el conocedor de ambos, no le es difícil desligar uno de otro pues son dos estilos distintos entre sí, aunque son bastantes parecidos. Aún siendo rama del mismo tronco que Joaquín, al no tener descendientes cantaores, prácticamente su cante y su estilo se ha extinguido casi totalmente en el recuerdo.
El apelativo Roezna le viene por un elemento metálico utilizado en los Molinos que aún existen en Alcalá llamado roezno y que su padre al ser herrero, haría con la consabida maestría de los gitanos este componente de la molienda de los molinos, adquiriendo este mote, con lo cual a su hija le vendría de herencia.
Haciendo un poco de historia de esta genial y casi olvidada cantaora alcalareña, recordamos que su nombre era Dolores Tinoco Fernández, coincidiendo este segundo apellido con el mismo de Tío Frasco, Agustín El Gordo y Joaquín el de la Paula.
Se casó con José Jiménez Granado “Josele” y fruto de este matrimonio fueron cuatro hijos: Reyes, Pepa, Sebastián y Ramón, al cual y sin saber por qué, se le conocería eternamente con el nombre de Juan Barcelona.
En el tiempo de la Pela Animal, la Roezna hacía de cocinera de la cuadrilla de profesionales que hacían este trabajo en los Cortijos.
Una de las clásicas letras que ella hacía por Soleá y que el maestro Antonio Mairena recordaba a veces, decía así:
Que más quisiera este caño
Que el bajío de mi boca
Se rozara por sus labios
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